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PROFILAXIS Y MODERACIÓN. LA INFLUENCIA DE LA BIOLOGÍA Y LA MEDICINA EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA A COMIENZOS DEL SIGLO XX

En el siguiente escrito quiero abordar un periodo importante de nuestra educación colombiana comprendido entre los años de 1890 y 1930.

La constitución de 1886 marca un hito importante en la orientación educativa que tiene el poder estatal sobre las masas. La gratuidad de la educación, aunque no su obligatoriedad y el establecimiento de nuevas relaciones entre el Estado y el individuo, contribuirán en la conquista del dominio de la enseñanza en todo el territorio nacional (por lo menos en los grados inferiores) por parte dela Iglesia.

Esta situación se complementa con la existencia de un concordato entre el gobierno y el Vaticano, quienes a través de Rafael Núñez y el Pontífice León XIII, reestablecieron el  protagonismo de la iglesia en la escena internacional especialmente en Latinoamérica. (Halperin, 1969). Este periodo marcado por un evidente afán evangelizador incide en la sectorización ideológica que presentaran las corrientes partidistas del país en la última década de siglo XIX y que desembocara trágicamente en la guerra civil más grande y prolongada de la historia colombiana.

Bajo el ideal de centralización convocado por el partido conservador se dio comienzo a un aparato burocrático tan efectivo que logró organizar las acciones educativas, y otros tantos aspectos de injerencia poblacional, en armonía con los presupuestos del ideal civilizatorio europeo. (Helg: 1987)

En 1892 con la implementación del Plan Zerda de Instrucción, se buscó imponer un programa de educación unificado que dividiera la enseñanza oficial en primaria, secundaria, profesional, industrial y artística, pensando en su adaptación a los retos que ofrecía la integración nacional. (Bohórquez, 1956).

Este plan tuvo grandes inconvenientes para su ejecución debido a la guerra civil del 85 y la Guerrade los Mil Días[1]: disminuyó la demanda educativa a raíz del reclutamiento en niños y jóvenes, se amplió la demanda en el sector escolar privado, se desorganizaron las estrategias de ampliación de la enseñanza, la infraestructura escolar se convirtió en fortín para los bandos en pugna, se redujo la población universitaria, y, finalmente, se cerraron numerosas escuelas públicas que apenas habían entrado en funcionamiento.

Para 1903, con una sociedad desmoralizada por la enfermedad, la miseria y la muerte, se aprueba la ley 39 o “Ley Orgánica”, de octubre del mismo año, encabezada por el Ministro de Instrucción Pública Don Antonio José Uribe, la cual retomaba apartes del plan Zerda. Buscando la unidad nacional como meta del sistema escolar, esta ley se aferra a la educación cívica, moral y en oficios, para impulsar el incipiente desarrollo industrial que presentaban algunas ciudades colombianas [2].

 Dentro de este contexto, es curioso observar como la ley 39 promulgó ciertas estrategias que iban en franca contradicción con el estatuto modernizador que perseguía la joven Republica: diferenciación entre la educación urbana y la rural, establecimiento de escuelas bajo el control de comunidades religiosas quienes presentaban una pedagogía moralizadora centrada en los oficios y el control del cuerpo, y utilización de técnicas mnemotécnicas e implementación de teorías asociacionistas del aprendizaje. Igualmente, el nuevo tipo de escuela fue sometido a procesos de inspección reglamentaria, conductual y de asistencia, mediante Juntas de Inspección Municipal.

El General Rafael Reyes inicia una campaña de desarme apoyada en la alfabetización. La educación para las primeras letras sustentada en la enseñanza de los “oficios” se plantea como una estrategia modernizadora, que ayudará al sector industrial a lograr una mayor injerencia en las decisiones de tipo político y económico.

Para los años veinte, esta estrategia virará su rumbo en pos de una educación laica y liberal, más acorde con los nuevos afanes de la modernización. Ejemplo de ello, es la reforma educativa  propuesta por el gobierno de Pedro Nel Ospina que ponía en sintonía diversos aspectos pedagógicos con los requerimientos de un sector empresarial en expansión: la primaria obligatoria, la educación bachiller para la mujer, el establecimiento de un sistema de control público, la creación dela Normalde Bogotá, atención medica a los alumnos, la dirección de experimentos pedagógicos y el impulso del Instituto Pedagógico Femenino. Al término de esta década, se unieron fuerzas de algunos sectores liberales y conservadores para nuevas reformas a partir del 30. (Silva: 1989)

 ACERCA DE LA ECONOMÍA COLOMBIANA:

La implementación del peso oro como unidad monetaria proporciona estabilidad a las actividades económicas como la amortización y la tasa de cambio frenando las fluctuaciones de valor de la moneda y facilitando las transacciones internas.

La creación de redes ferroviarias[3], la construcción de malla vial, la adecuación de puertos, y los esfuerzos por integrar las regiones, impulsaron el consumo y en consecuencia el crecimiento de diversos ramos como el textil, el tabacalero y el de las bebidas. La participación en los ingresos Estatales por medio de las actividades de exportación, permitió inicialmente a los acopiadores de café y más tarde al sector azucarero, la acumulación de capitales lo suficientemente grandes como para emprender programas de urbanización para atender las demandas de vivienda de la creciente fuerza de trabajo disponible[4].

Este aumento en la población urbana, atraída por las oportunidades que ofrecían las nuevas ciudades, creó nuevas demandas a la producción agraria. De un lado se necesitaba un suministro constante de alimentos, y por otro, las industrias demandaban materias primas para la continuidad de sus procesos. Lo anterior presionó la adecuación de servicios de alcantarillado, electricidad, acueducto, etc., e incentivó la construcción de nuevas redes de transporte. (Tovar: 1989)

Todo este movimiento financiero y económico operó un cambio a nivel Estatal en diferentes niveles logrando cierta solidez en cuanto a lo administrativo y monetario: la creación de algunos bancos y nuevas reglamentaciones acerca de la circulación de la moneda, la organización fiscal con la creación del Departamento de Contraloría y una tímida intervención del gobierno en la industria, la agricultura y la organización del trabajo.

PROFILAXIS:

“Uno de los mejores medios de profilaxia que da la higiene consiste en la desinfección de las cosas y de las personas que se han contaminado con los microbios de las enfermedades.” (Martínez, 1923) La profilaxis fue promulgada en primer lugar debido al sentido etiopatológico que la compone, el cumplir con una serie de rituales de limpieza, estética y salubridad que suponen un estado de salud favorable; acompañado y sustentado por lo anatomoclínico, el cuerpo como estructura estudiado desde lo que se entiende como normal o anormal, y, lo fisiopatológico entra definiendo una sintomatología propia del discurso médico clasificador de la época.

“…7º Queda terminantemente prohibido a los Maestros, en especial a los de Escuelas de niñas, permitir que las fiestas a que asistan oficialmente las niñas se conviertan en torneo de lujo; las niñas no pueden presentarse en comunidad sino con trajes de olán, muselina o linón, de colores claros, tocadas de preferencia con sombreros de paja sin adornos. El uso de la ruana y la mantilla, encubridores de la pereza y el desaseo, se combatirán hasta donde sea posible.” (Circular Número 2º. República de Colombia. Departamento de Cundinamarca. Secretaría de Instrucción Pública. Bogotá, enero10 de 1899)[5].

El Maestro se muestra en un papel vigilante, controlador, de juez y verdugo sobre las personas a su cargo; el pertenecer al género femenino hace de la alumna acreedora de una conducta que la abstrae de su personalidad ya que debe usar un tipo de material, color y forma en su atuendo para no lucir perezosa o desaseada, ni llamar atenciones innecesarias. Es de anotar que el texto nombra piezas esenciales de la vestimenta típica del campesino como objetos que ocultan las conductas holgazanas y antihigiénicas, o sea, las personas civilizadas,  estudiadas, que guardan un comportamiento adecuado y son aseadas, no son campesinas.

“Art. 21. Los Maestros atenderán por igual al desarrollo del cuerpo y del espíritu, y, por lo tanto, los recreos serán frecuentes y cortos, para evitar el cansancio y la fatiga durante las horas que los niños permanecen enla Escuela.”(Decreto Número 2º de 1899). La incursión dela Iglesia Católicaen la educación, presenta como base de la enseñanza el aspecto moralizador, el maestro no puede enseñar y el alumno no se forma si no tiene en cuenta la evolución y maduración de el aspecto espiritual de los individuos, para ello, el cuerpo debe estar en disposición adecuada mediante la invitación a guardar horarios que le mantengan descansado, atento y sano. Esta afirmación se relaciona directamente con la siguiente: “La fisiología y la higiene preparan la materia prima con que el pensamiento modela sus creaciones”. (Iregui, 1898); entonces, si el sujeto no sigue unos parámetros higiénicos, no es creativo o inteligente.

Al analizar el aspecto anatomoclínico, podemos encontrarnos con expresiones como “…el peso nos permite seguir las oscilaciones del desarrollo, y es para los educadores un índice, un nivel de la bondad de sus procedimientos, o de las condiciones higiénicas de la escuela y de la eficacia de los métodos pedagógicos que usan.”[6]; que manifiestan que el desarrollo intelectual se puede medir de la misma manera que el corporal, y que el maestro, debe mantener un comportamiento uniforme en calidad de lo que se determina como bueno para que su quehacer no interfiera con el orden instaurado y que sirva como herramienta para el cumplimiento de los objetivos institucionales acerca de la higiene y el aprendizaje.

Por otro lado, el Artículo 20 del Decreto Número 64 de 1898 dice: “… El Secretario de Instrucción Pública, por medio de una resolución, fijará cuáles son las Escuelas de la tierra fría y cuáles de la tierra templada y caliente, para los efectos de los sueldos que les corresponden conforme a este Decreto; y teniendo en cuenta los méritos y servicios de los Maestros podrá permitirles permutas para cambiar de clima cuando el estado de su salud así lo exija.”, damos cuenta de la importancia que tienen los espacios con respecto a la profilaxis que afirma que el hombre es capaz de evaluar y certificar los fenómenos naturales, que puede desenvolverse, trabajar y devengar dependiendo de la descripción climática que se haga de este espacio en particular y, merece preocuparse por su salud si ha cumplido con unas metas de desempeño laboral estipuladas por los discursos moralizadores y civilizadores propios de la modernización.

Todo lo que es observable y controlable puede ser objetivo de la profilaxis: la vivienda, la conducta, el vestido, el espacio y el estado general del cuerpo planteando nuevos conceptos que diferencian el sano del enfermo, el civilizado del ignorante, y el moral del amoral.

MODERACIÓN:

“DeLa Moderaciónde las Acciones: Si respeto y dignidad tener ante el mundo quieres, nunca olvides los deberes que impone la sociedad.” (Aguilar, 1928) Para que el individuo sea reconocido en la sociedad está obligado a controlar su comportamiento dentro de lo que la cultura entiende como justo y sensato con una marcada diferenciación impuesta de lo bueno y lo malo.

Según este valor, “…el astío y el remordimiento acompañan al holgazán y perezoso en sus eternas horas de murria, en vez de la placidez y la alegría que acompañan al hombre activo en los ratos siempre moderados, que dedica a sus honestas distracciones, para volver al trabajo que le da la vida, fuerza, salud, posición, dinero…” (Otero, 1914)  Planteando el control de las actividades en unos horarios que debían ser ordenados pensando en el trabajo como dignificación del hombre y sin derecho a tiempos de ociosidad o tristeza por que suponen un sujeto desenfrenado, deshonesto y apático.

Esta apreciación implica: “…Observar la mayor compostura y decoro en todos sus actos; absteniéndose absolutamente de gritar, jugar de manos y salir estrepitosamente de las clases…” (Acuerdo Número 4, 1911). Estar circunspecto en todo momento sin expresiones exageradas de sentimientos o estados de ánimo es la máxima de la moderación como valor introducido para garantizar respeto.

Es de aclarar que la moderación no implica solamente el control del comportamiento social de los individuos, también compromete el control del cuerpo; como ejemplo de ello encontramos declaraciones como la siguiente: “Este desarrollo, para ser normal, debe ser armónico: ningún sistema debe funcionar con mayor actividad de la que en cada época le corresponde. Toda actividad precoz en un departamento del organismo, determina una deficiencia correlativa en otro sistema.”(SCMC, 1917). La edad, como unidad cronológica, refleja nuevos esquemas de funcionamiento con caracterizaciones precisas que no deben ser alteradas ya que serían catalogadas como anormales, deficientes o retardatarias.

Para el caso de la mujer, encontramos enunciados mucho más específicos con respecto a las obligaciones a las que ha sido acreditadas, prueba de ello encontramos la frase: “Mucho más pudiera deciros respecto de vuestros deberes morales, religiosos y sociales, y sobre el modo de conduciros en público, revelándoos lo que para vosotras, por fortuna, hasta ahora, son misterios del gran mundo y de la alta sociedad.” (Zaldúa, 1891). Notemos que la regulación de las conductas femeninas es puramente deontológica y moralista, cuidando las formas de socialización y adquisición del conocimiento, consideradas modestas o frugales.

Concluyo diciendo que la profilaxis y la moderación son valores que se han ido implementando en la sociedad desde finales del siglo XIX gracias a la incursión  de los discursos médicos y biológicos tras un nuevo afán naturalista de las ciencias; observar al hombre, vigilarlo y precisar las formas, los comportamientos y los espacios con el fin de racionalizar y controlar el individuo bajo unos ideales sociales dependientes de enunciados establecidos por los movimientos en las relaciones de poder.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:


Acuerdo Número 4 sobre Reglamento Interno dela Universidadde Nariño. Imprenta del Departamento. Pasto, 1911.

AGUILAR, Rebeca. Tratado de Urbanidad. Escuela Tipográfica Salesiana. Bogotá, 1928.

BEJARANO ÁVILA, Jesús Antonio.La Economía Colombianaentre 1922 y 1929. Nueva Historia de Colombia. Tomo V. Editorial Planeta. Bogotá, 1989.

BOHÓRQUEZ CASALLAS, Luis Antonio.La Evolución Educativaen Colombia. Publicaciones Cultural Colombiana, LTDA. Bogotá, 1956.

El Maestro de Escuela. Revista Escolar Bimensual. Año 1. Números 1 y 2. Imprenta de Luis M. Holguín. Bogotá, 1899.

Estudio y Trabajo. Revista Mensual. Órgano dela Casade Menores y Escuela de Trabajo.  Serie VI, Número 68 y 69. Fontidueño, Abril y Mayo. Departamento de Antioquia, 1928.

HALPERIN DONGHI, Tulio. Historia Contemporánea de América Latina. Alianza Editorial. Madrid, 1969.

HELG, Aline.La Educaciónen Colombia.  1918-1957 .Una Historia social, económica y política. Editorial Cera. 1987.

IREGUI, Antonio José. Fundamentos Científicos de una Reforma Docente en Colombia. Tercera Conferencia. Imprenta de “La Crónica”. Bogotá, 1898.

MARTÍNEZ, Carlos Julio.La Educación Higiénicay Nuestra Escuela Primaria. Casa Editorial Minerva. Bogotá, 1923.

OTERO DURÁN, José Joaquín. Nociones de Pedagogía Cristiana y Guía parala Enseñanzadel Catecismo. Bogotá, 1914.

Segundo Congreso Médico de Colombia. Tomo III. Escuela Tipográfica Salesiana. Bogotá, 1917.

SILVA OLARTE, Renán.La Educaciónen Colombia. Nueva Historia de Colombia. Tomo IV. Editorial Planeta. Bogotá, 1989.

TOVAR ZAMBRANO, Bernardo.La Economía Colombiana, 1886-1922. Nueva Historia de Colombia. Tomo V. Editorial Planeta. Bogotá, 1989.

ZALDÚA, Manuel Mario. Máximas y Preceptos de Moral, Virtud y Urbanidad. Imprenta Echeverría Hermanos. Bogotá, 1891.


[1] Las guerras civiles provocaron una dirección del gasto público a las fuerzas militares, lo que originó la emisión del papel moneda, el impuesto a las exportaciones de café que se suprimió años después, el Estado sufrió un déficit presupuestal que trató de sanar por medio de el comercio de cigarrillos, las obras públicas se paralizaron, se elevaron los impuestos, diezmó la producción, deterioró el sector agrario y se sufrió la pérdida de Panamá. Después dela Guerra de los Mil Días se creó un ambiente favorable para el desarrollo económico, mediante la amortización de la moneda, la promoción del transporte y la producción, y la estabilización de la tasa de cambio.

[2] En Bogotá, Medellín, Cartagena, Cali y Barranquilla, surge la necesidad de mano de obra calificada pensando en las aspiraciones de la nueva elite.

[3] Las tierras cercanas a las ferrovías principales se valorizaron, lo mismo que las cosecha cafetera que benefició a la masa rural que se encontraba en desequilibrio con respecto a flujo de dinero entre la población urbana. Estas nuevas demandas sociales provocaron una serie de conflictos, que se vieron reflejados en la crisis económica de 1929, que exigía nuevas fuerzas políticas ante el nuevo orden social. (Bejarano: 1989)

[4] Durante el gobierno de Rafael Reyes se funda el Banco Central de Colombia para garantizar una administración adecuada de la política monetaria del país, su meta principal era la obtención de recursos para el posterior aumento de la infraestructura vial y los medios de transporte a nivel nacional que sirvió para impulsar la economía exportadora y la obtención de capital extranjero. La industria se vio favorecida por las medidas tomadas en las tarifas arancelarias, las subvenciones, los privilegios tributarios, etc. Los obreros con la emisión de un papel moneda nacional adquirieron mayor movilidad.

[5] Este punto dela Circular Número 2º, y los artículos de decretos nombrados a continuación se encuentran enla Revista Escolar “El Maestro de Escuela”. (Ver bibliografía)

[6] Estudio y Trabajo. Revista Mensual. Órgano dela Casa de Menores y Escuela de Trabajo.  Serie VI, Número 68 y 69. Fontidueño, Abril y Mayo. Departamento de Antioquia, 1928.

 

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