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¿CÓMO ESTÁN FORMANDO LOS PADRES A SUS PEQUEÑOS?

Todo el tiempo los padres prestan especial atención al desarrollo cognitivo de sus hijos que se evidencia en las notas obtenidas en el colegio, sin embargo poco cuidado se tiene con el uso de los tiempos de ocio de los niños y la influencia en su formación afectiva.

Entre los aspectos positivos aportados por los trabajos que han realizado las instituciones educativas al intentar suplir las necesidades afectivas básicas de sus estudiantes por diversos medios pero aún no completos o eficaces, está la preocupación por la formación integral, la educación en valores para los adolescentes y los proyectos del manejo del tiempo libre, entre otros, merece destacarse que ya se habla de procesos cognitivos y afectivos de manera diferenciada.

La formación afectiva en las instituciones educativas surgió de la necesidad de atender íntegramente a la persona. Aunque en los últimos tiempos se está reconociendo la trascendencia de la educación de la afectividad, siguen siendo insuficientes los esfuerzos por desarrollar programas sistemáticos y rigurosos. Se ofrecen, por lo mismo, algunas recomendaciones prácticas dirigidas a los docentes en algunos centros formativos.

La pretensión del trabajo afectivo en distintas poblaciones comienza por las piezas clave de la problemática de formación afectiva: la infancia, los adolescentes y por supuesto, los padres de familia; quienes aunque no cuentan con el tiempo suficiente para compartir con sus hijos dadas las dinámicas socio laborales actuales, necesitan tener una orientación para el manejo de sus afectos y la estructuración de figuras de autoridad.

¿Saben qué tipo de padres son y de qué manera estructuran esas figuras de autoridad?

Seguramente como padres, en sus familias pudieron tener ejemplos de crianza por las dinámicas generadas antiguamente para la preservación del núcleo familiar y situaciones como tener que compartir el cuarto con los hermanos, un único almuerzo para todo el mundo le gustase o no, una sola televisión en casa, o colocarse ropa del hermano, son conocidas. Pero indudablemente no se han dado cuenta de las consecuencias que esto traía consigo: Se tenían que aceptar tal como eran, todos los problemas terminaban arreglándose mediante el dialogo, tenían que ser más tolerantes a la hora de compartir los espacios y los objetos, se agradecía el hecho de compartir la comida, escogían democráticamente el programa de televisión que iban a ver todos, discutían en familia, y no menos importante, JUGABAN, lo cual aportaba a la convivencia, la participación, el cumplimiento de reglas, luchar por vencer pero aceptar la derrota.

¿Cuál es la actitud de los padres en la actualidad?

– Para cada hijo una habitación, por comodidad

– Compran la ropa que ellos quieren y donde quieren, por el derecho al libre desarrollo de la personalidad

– Los hijos escogen su propio menú, lo que no les gusta no se lo comen, porque no comen contentos

– Hay una televisión por habitación, con eso no se discute cuál programa se va a ver

– Todos los hijos tienen juguetes y aparatos última colección

Se tiene el discurso de querer dar lo mejor a los hijos, pero al darles todo ¿cómo pueden madurar sus actitudes y tolerar sus frustraciones? Lo que suministra como resultado adolescentes individualistas, egocéntricos, intolerantes, exigentes, groseros y prepotentes; y aún peor, absolutamente vulnerables a la ansiedad, la depresión y la soledad.

El Proceso Afectivo

Es importante tener en cuenta que como padres se debe estar atentos a las necesidades básicas de los hijos para que puedan ellos más adelante enfrentarse a la sociedad, sin embargo, hay necesidades que se desconocen o se dejan de lado porque no se consideran indispensables.

No es ignorado que las necesidades primarias a abordar son las fisiológicas, es decir, la alimentación, el descanso y la homeostasia, entre otras; el segundo paquete de necesidades a atender son las de seguridad, los recursos, la seguridad en salud, la seguridad física, la vivienda; en tercer lugar están las necesidades de afiliación, dejarlos tener amistades y expresen su afectuosidad; en cuarto lugar está el reconocimiento, dar confianza y respeto de alguna manera van a aperturar el éxito; y por último la autorrealización, que implica formar en competencias para la creatividad, espontaneidad, y resolución de problemas.

¿Esa formación en competencias qué implica?

Si la meta es que los hijos sean sociables, amables, respetuosos, atentos, cumplidos, solidarios, afectuosos, obedientes, emprendedores y responsables, entre muchas otras cualidades, ¿Qué competencias se deben enfocar?

Primero, las competencias interpersonales, es decir, lograr que se pongan en los zapatos del otro, que se relacionen de una manera adecuada con las personas con las que comparte, el enfoque son la sociabilidad y la generosidad.

Segundo, las competencias sociogrupales, todos los seres humanos se forman o  vinculan a grupos sociales para poder sobrevivir, pero el pertenecer a un grupo implica que no debemos estar pendientes de una sola subjetividad sino de muchas, no es sólo colocarse en los zapatos de una persona sino de muchas que se comparten tiempo espacio, ideas, actitudes, etcétera; el enfoque entonces es desarrollar respeto y responsabilidad.

Tercero, las competencias íntrapersonales, ahora la persona se hace cargo de sí misma, sabe lo que quiere, lo que no quiere, lo que puede y lo que necesita, pero para eso debe a prender a motivarse y autoadministrarse.

Este no es un proceso que se pueda dar de la noche a la mañana, el aprendizaje lleva tiempo y dedicación, precisamente esa es la razón más fuerte para que los padres tomen la decisión de formarse para poder guiar a sus hijos con un estilo de crianza adecuado.

Tipos de crianza

Padre autoritario:

Rígido, incuestionable, decide sólo qué es adecuado para los hijos, genera estados de sumisión, la comunicación es unidireccional. Consecuencias: hijos reactivos, no se fomenta el esfuerzo, no se asume la responsabilidad ni compromiso,  déficit de autoestima.

Padre permisivo:

La autoridad es débil, no hay límites, es el padre que defiende no querer que sus hijos vivan lo que ellos vivieron. Consecuencias: Pataletas, no se comprometen porque no hay corrección, todo lo quieren fácil, no aprenden a asumir las responsabilidades, aunque hay afecto su autoestima no es realista porque no aprenden a conocerse de una manera adecuada.

Padre autoritativo:

Se combina autoridad con ternura y equilibrio, sirve de guía a los hijos, es firme en relación al manejo de los valores y principios, la comunicación es bidireccional, establecen límites y normas, son claros y directivos. Consecuencias: hijos proactivos, dispuestos a esforzarse, responsabilidad, compromiso y empatía, conoce sus virtudes y debilidades.

¿Identifica usted cómo esta formando sus hijos?

 

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LA IMPORTANCIA DEL SUEÑO EN LOS NIÑOS PEQUEÑOS

Con el agitado ritmo de vida, el tiempo para compartir con los hijos se hace cada vez más corto. Los horarios intensivos del trabajo de los padres, la organización del espacio y la economía del hogar, las compras, el gimnasio, el momento de esparcimiento con amigos y otras actividades de la cotidianidad generan nuevas dinámicas familiares, donde los hijos se acogen a esa regularidad u optan por buscar a sus padres en el poco tiempo que tienen para ellos.

Esta situación trae como consecuencia el hecho de administrar su tiempo como un adulto incluyendo las horas de descanso. Sin embargo:

¿Están durmiendo lo suficiente?

Para todas las personas, tengan la edad que tengan, el sueño es de vital importancia, pero en la infancia el descanso por medio del sueño es crucial para poder apropiar los aprendizajes adquiridos con las experiencias del día a día y así puedan desarrollarse tanto física como afectivamente, de hecho, su comportamiento también esta mediado por la calidad de descanso que tengan.

Cada organismo tiene un ritmo natural que se debe respetar para que las células y en general el metabolismo puedan auto regularse y reparar la pérdida energética propia  del periodo de vigilia, es decir, el tiempo en el que el niño se encuentra despierto.

Resulta indispensable saber que el sueño se da principalmente en dos fases, una de ellas con una gran actividad cerebral pero que dura muy poco que la llaman “sueño de movimientos oculares rápidos” o REM (Rapid Eye Movement), que como su nombre lo indica produce un continuo y particular movimiento de los ojos. Y la segunda fase, o No REM, corresponde al momento donde el sueño puede llegar a profundidad, lo que precisamente generará descanso.

Pero estas dos fases deben completar un ciclo de cuatro etapas que dura aproximadamente 90 minutos y repetirse una y otra vez hasta encontrar un tiempo adecuado para que el organismo en totalidad logre reposo y reparación, que para el caso de los infantes debe llegar a las ocho horas de sueño continuas.

Si el padre de familia quiere que su hijo adquiera habilidades y destrezas como la sociabilidad, la generosidad y el respeto, entre otras, debe comenzar a asumir la enseñanza de hábitos saludables como el tiempo adecuado de sueño para tener niños con mentes descansadas y dispuestas a aprender.

Finalmente, uno de los factores definitivos de adquisición de éstos hábitos es la crianza formativa, donde los padres, comiencen a generar rutinas y creen espacios apropiados que estimulen el descanso de los niños, y aunque cada niño sea un mundo diferente y sus comportamientos sean distintos, no quiere decir que los padres desfallezcan ante las primeras dificultades; por el contrario, es importante aprender a observar las actitudes del hijo y así saber de qué manera puede facilitar y motivar su descanso.

 
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Publicado por en noviembre 11, 2010 en Afectividad, Psicología, Sandra Mújica

 

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